Aprender a aceptar, primer paso para solucionar conflictos

 “La violencia jamás resuelve los conflictos,

ni siquiera disminuye sus consecuencias dramáticas”.

San Juan Pablo II

 

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¿A quién beneficia actuar así?, si realmente queremos ganar, ¿te has llegado a plantear que, en muchas ocasiones, hay formas en las que podemos ganar los dos? Si sientes que tú has ganado lo que deseabas, que es distinto a hacer perder al otro, que importa que el otro sienta que también ha ganado.

Claro que si lo que quiero es demostrar que soy “superior”, que soy yo quien tiene razón, que quiero que se imponga mi verdad, la única que hay. Que mi forma de ver las cosas es la verdadera, porque soy yo quien está en lo cierto y tú estás equivocado, ¿cómo voy a ganar haciendo que el otro también gane?

Curiosamente es lo que también puede pensar la otra persona. El conflicto está servido.

Para salir de esta situación, o bien cede uno o intentamos ver de qué distintas formas podemos ver lo que de verdad hay en el pensamiento de cada uno de ellos. Contemplar esta posibilidad es lo que da origen al diálogo. Siempre y cuando no entendamos por diálogo partir de una posición que bajo ningún concepto voy a cambiar, ¡que cambie el otro! podemos llegar a decir. Si parto de esta premisa cabe preguntarse ¿de qué vamos a dialogar?

El diálogo permite sentirse ambas partes escuchadas, permite expresar cada una sus razonamientos, sus motivaciones, Esto requiere respeto mutuo y ver las intenciones positivas en cada uno de los interlocutores.

Ser consciente de las intenciones de la otra persona es un primer paso para aceptar que hay otra forma de ver las cosas.

Aceptar

Aceptar es distinto a claudicar. Aceptar es poner en valor la opinión de otra persona. Aceptar es estar dispuesto a valorar lo que dices, implica respetar la opinión de los otros. Aceptar me permite centrarme en los hechos sin cuestionar a la persona. Aceptar a los demás es mostrar respeto al otro, y desde el respeto podemos tender puentes para el entendimiento.

¿En cuántos conflictos se respeta a la otra persona? Posiblemente en ninguno. Si empezamos por respetarnos, por tener la clara voluntad de conocer lo que piensas y llegar a valorar lo que de positivo puede tener tu punto de vista, podremos dar un gran  paso para tratar cualquier tema en profundidad y evitaremos así el inminente conflicto. El respeto, la escucha y la valoración de la persona y lo que dice trae como consecuencia aceptar a la persona y entender lo que quiere exponer.

Aceptar permite contemplar lo que expresa la otra persona, ponernos en su lugar, verlo como lo ve, como lo siente, y esto es lo que conocemos como empatía.

También hemos dicho que aceptar es distinto a claudicar, es decir, con la empatía podremos valorar si los argumentos de la otra persona me convencen y si es así los asumiré encantado, pero si no estoy de acuerdo podré hacerle ver que respeto y entiendo su punto de vista, que lo que dice responde a unas inquietudes, necesidades que yo creo que pueden tratarse de otra forma.

Aceptar que una persona haya llegado a un determinado posicionamiento puede permitirnos abrir un diálogo que nos lleve a lo que quiere realmente y es ahí, si nos centramos en lo que busca, donde podemos, en muchos caos, encontrar un punto de encuentro en el que tengan cabidas, quien sabe, ambos pensamientos o  que surja, fruto de la conversación, una propuesta que satisfaga a ambos.

Aceptar a la otra persona y exponer lo que yo pienso sin herirle, asertividad, mantiene un equilibrio en el que reinará un clima adecuado para un entendimiento.

Si eres empático difícilmente maltratarás a una persona y si eres asertivo difícilmente te dejaras avasallar por el otro, el uso de ambas competencias permite tener relaciones personales saludables en las que prima el diálogo como medio fundamental para la solución de cualquier conflicto.

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Sobre asertividad, empatía y otros aspectos que permitan tener una comunicación adecuada seguiremos hablando en siguientes artículos. ¿Te interesa este tema?

Hasta pronto