La enseñanza empática de Jesús de Nazaret en las relaciones familiares. ¿Dónde están los que te acusan?
La enseñanza empática de Jesús de Nazaret en las relaciones familiares. ¿Dónde están los que te acusan?
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Lectores del blog me han comentado por distintos medios la utilidad que ven en los artículos que comparto. Las situaciones que los ilustran ayudan a clarificar el mensaje y les permiten reflexionar.
Si bien los ejemplos que he empleado son extrapolables a cualquier situación, también lo es, que son del mundo laboral. Mi intención es que pueda verse claramente la utilidad de los casos mostrados en cualquier tipo de relación personal, por lo que exponer distintas situaciones cotidianas considero que puede contribuir a ello.
Para dar respuesta a este deseo, voy a incluir casos de vida familiar en los que se pongan de manifiesto realidades entre padres e hijos, hermanos y/o pareja. Como en los artículos anteriores partiré de las parábolas
1. Mujer adúltera: “¿Dónde están los que te acusan?”
2. La cizaña y el trigo: “Dejadlos crecer juntos hasta la siega”.
En ambos he manifestado la importancia de la empatía para crear un clima saludable en nuestras relaciones personales. Y si bien es cierto que en ocasiones nos cuesta hacerlo, también lo es que, en gran parte de las situaciones que vivimos día a día, podemos conseguirlo si tenemos en cuenta dos pasos importantes en nuestras conversaciones:
1. La necesaria sintonía con el interlocutor a través de la escucha.
2. Analizar los hechos desde otros puntos de vista y contemplar distintos modos de actuar.
En el artículo de hoy me centraré en el evangelio de la Mujer adúltera., “¿Dónde están los que te acusan?”, anteriormente, empleé un ejemplo que mostraba el vacío de los compañeros hacia una persona que ha cometido un error en el trabajo con claras repercusiones negativas para el resto.
¿A qué situación de familia puede extrapolarse?
En nuestra vida familiar tomamos decisiones que afectan a otros. Situaciones en las que alguien culpa a otro de las cosas que le pasan.
Para ilustrarlo con un hecho, veamos el caso de unos hijos que han decidido no dirigirse la palabra. Los personajes a los que haré referencia son:
• El padre, ausente en el relato, ha castigado a sus hijos por una fuerte discusión entre ellos.
• Luis, el hijo. Hace el vacío a su hermana.
• María, la hija. Sufre el vacío de su hermano, y
• La madre, que con naturalidad va de compras con su hija.
Luis ha decidido no volver a hablar a su hermana, su padre le ha castigado por discutir de forma airada con ella.
El motivo fue que la tarde anterior no pudo concentrarse para estudiar. María, su hermana, se empeñó en ver con las amigas en el salón de su casa, la serie de televisión que las tiene enganchadas. Además, por si fuera poco, también estuvo la amiga de su hermana que peor le cae de todas; en palabras de Luis es una “prepotente sabelotodo”. En muchas ocasiones Luis le ha dicho que la sola presencia de esa persona en casa le pone de los nervios y aunque lo intenta no puede concentrarse al estudiar. Luis se lo he dicho a María, pero, según él, no lo tiene en cuenta, sus amigas son lo primero; él la considera muy egoísta.
Todo esto originó una fuerte discusión en casa que finalizó con la intervención malhumorada del padre y un castigo para el fin de semana.
Por este motivo, Luis ha decidido hacer el vacío a su hermana, no le habla, quiere que se entere de una vez por todas del daño que hace su comportamiento.
Hoy, María y su madre van de compras al centro, Luis recrimina esta actitud por parte de su progenitora.
• Tú, tan normal con mi hermana, le dice Luis, con lo que organizó ayer y como si no hubiera pasado nada. Por su culpa, papá nos ha castigado.
La madre habla con su hijo y muestra empatía, entender su punto de vista, paso 1, e invitar a la reflexión de su hijo para explorar otras alternativas que permitan reconducir la situación, paso 2:
Paso 1.
Demuestra que ha escuchado completamente a Luis y muestra comprensión.
• “Entiendo que estés molesto al ver que tu hermana no atendió tu petición y piensas que para ella la relación con sus amigas es más importante que la familia”.
Paso 2.
Analiza los hechos desde otros puntos de vista y ayuda a contemplar distintos modos de actuar.
• En algunas ocasiones, continúa la madre, invitas a amigos a venir, incluso, alguna vez, haces ruido y alteras la intimidad de la casa. Cuando ocurre esto, ¿Cómo hemos reaccionado todos, incluida María?
Tras una breve pausa, Luis comenta:
• Sí, cuando vienen mis amigos a casa me gusta que me respeten y normalmente no me decís nada.
Luis se queda pensativo y callado.
• La madre continúa: veo que es importante para ti sentirte respetado cuando traes amigos a casa, y así lo hacemos. Visto así, ¿qué te parece la postura de tu hermana?
o Pues que también puede traer a sus amigas, … pero que me dejen estudiar.
• Estupendo ¿Qué necesitas para ello?
o Pues que no hagan ruido, que no molesten. ...
• Que no hagan ruido; que no molesten, ¿Qué supone esto para ti?
o Mucho, podría concentrarme mejor y aprovechar el tiempo de estudio.
• De acuerdo. Lo importante para ti es poder concentrarte en el estudio. Al hablar de este tema con María, ¿Cómo se lo has dicho?
o Se lo he dicho muchas veces y como no me hace caso, hemos terminado gritando e insistiéndole en que no vengan sus amigas.
• ¿Qué has conseguido al hacerlo de esta forma? Pregunta la madre.
o La verdad es que poco.
• Entonces, ¿Qué vas a hacer?
o Hablaré con ella para pedirle que eviten hacer ruido. No, como hago ahora, en decirle que no vengan sus amigas. Sí, así se lo voy a pedir.
Tras esta conversación Luis da media vuelta y se marcha.
• La madre habla con su hija. He hablado con Luis. Está molesto con el ruido que hacéis y no puede estudiar ¿Qué opinas?
o Sí, mi hermano tiene razón, dice María, entiendo que esté enfadado conmigo. Voy a pedir a mis amigas que, cuando vengan a casa, no hagamos ruido.
o También le pediré perdón a Luis. No volverá a ocurrir.
Parece que la conversación ha contribuido a dar una segunda oportunidad de entendimiento en casa.
Al igual que en el relato evangélico, el hijo reflexiona tras la pregunta que le hace la madre, ¿Cómo hemos reaccionado todos, incluida María, cuando has originado alguna molestia al traer amigos a casa? Entiende que esa situación puede ocurrirle a cualquiera, y hay formas pacíficas de abordarla sin necesidad de acusar a su hermana.
Asimismo, María es consciente del daño que origina su comportamiento y hará los cambios necesarios para que no vuelva a ocurrir.
Esta conversación empática, en la que no se acusa a nadie, ha permitido reencuadrar la conversación, contemplar otras opciones que antes no habíamos visto y elegir aquella que en principio puede ser satisfactoria para ambos. Esto, en sí mismo, es un gran paso para intentar enderezar una situación que se nos puede ir de las manos.
¿Qué te parece? Dímelo.
En el próximo artículo abordaremos otra situación familiar tomando como base la parábola de la cizaña y el trigo.
¡Hasta pronto!
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