La empatía de Jesús de Nazaret

 La empatía de Jesús de Nazaret


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Mucho se habla, se ha hablado y se hablará sobre la importancia de la empatía, como ingrediente fundamental para la buena relación entre las personas.

A veces, la echamos en falta en los demás hacia nosotros y, por el contrario, hay ocasiones en las que somos nosotros a quienes nos cuesta ser empáticos. Especialmente, en esas situaciones en las que, por más que queramos, nos resulta muy complicado ver y aceptar otro punto de vista distinto al nuestro, que, aunque cueste admitirlo, lo hay.

Es por esto que quería encontrar un modelo inspirador que me ayudara en esas situaciones en las que no consigo meterme en los zapatos de la otra persona, y, buscando, buscando, me encontré con algo que desde siempre ha estado y está ahí, el Mensaje de Jesús de Nazaret. Las PARÁBOLAS, relatos cotidianos que empleaba para hacer más entendible su mensaje a las personas de la época, lo hacen posible. 

Me ilusiona pensar en la vigencia actual del mensaje empático de Jesús y aplicarlo, en algo tan buscado por muchas personas, como es, encontrar el camino hacia el entendimiento con otros en las relaciones cotidianas. 

El mensaje de Jesús es de enorme actualidad. Para quiénes somos creyentes, lo emite el Hijo de Dios, creador y arquitecto de la vida. Para los no creyentes, la figura histórica de Jesús es incuestionable, su demostrada maestría comunicadora, y sus parábolas explican, de una forma muy sencilla, el modo de actuar y buscar el entendimiento con los demás en cualquier circunstancia de la vida, algo que es compatible con cualquier creencia en personas de buena voluntad.

La recopilación de los distintos textos me permitirá, en próximas entradas, plasmar la vigencia del mensaje de Jesús y, más concretamente, la utilidad de la empatía al tratar variados y, a veces delicados temas en los que tan necesario es conectar con la otra persona para encontrar el ansiado entendimiento.

Cualquier comportamiento tiene sus motivaciones

Todos hablamos y tenemos asumida la importancia de la empatía, la entendemos como la capacidad de ponerte en el lugar de otra persona, comprender el qué, los por qué y para qué, captar cómo se siente, lo que le ha llevado a actuar de una determinada manera, sus verdaderas motivaciones, lo que realmente pretende al comportarse tal y cómo lo está haciendo, tanto si es tirar la toalla como intentar imponerse a otros a cualquier precio.

En mayor o menor medida todos buscamos sentirnos bien, incluso cuando nos rendimos, cuando renunciamos a algo, también. Esa resignación que permita evadirnos, pensar en otras cosas, enterrar lo que, quizá, tanto hemos ansiado conseguir, y nos permita ser “felices” de otra manera, aunque sea aceptando que, renunciar, bajar los brazos, nos causa una cierta frustración. Un comportamiento opuesto tiene el que persigue su bienestar peleando, luchando con otros, caiga quien caiga, hasta conseguir lo que desea, incluso, con el empleo de la fuerza si es necesario. En ambos casos tienen sus motivos de actuar tal y como lo hacen y, aunque no compartidos, pueden ser entendidos. 

Jesús, en absoluto, justifica el uso de la violencia para conseguir las cosas, ni tampoco, el tirar la toalla, renunciar a lo que una persona puede llegar a desarrollar y ser en la vida. Él mira en el fondo de las personas y se encuentra con ese “ser” creado por Él, que tiene el deseo, el derecho de ser y sentirse feliz y al que quiere ayudar.

Esa ayuda llega desde la empatía, que es un algo más que entender al otro y que, en muchos casos, viene acompañado del deseo también de ayudar a la otra persona.  En este sentido, Jesús, con sus enseñanzas y desde esta competencia, busca en el interior de las personas para desde ahí, retomar ese rumbo hacia la felicidad que Él nos muestra. Un camino por el que libremente transitamos y en el que, continuamente, elegimos el sendero que, entendemos, más nos conviene.

En ese caminar nos encontramos con personas con las que, en principio, el entendimiento a veces puede resultar difícil, y que, aunque en nuestra opinión sea erróneo su modo de actuar, podemos comprenderlas por muy antagónicas que puedan estar nuestras posiciones de partida.

La empatía es, por tanto, entender a la otra persona, ponerse en su lugar, ver las cosas desde su posición, momento y conocimientos. 

Entendimiento y deseos de ayudar

Pero la empatía no significa sucumbir a su pensamiento, de hecho, si en nuestra comunicación nos quedáramos en ese punto estaríamos, tal vez, haciendo crecer o estimular el desarrollo de un comportamiento o decisión erróneos. Sólo el debate y contrastar los distintos puntos de vista pueden ayudarnos a avanzar en el camino más adecuado.

A tal fin, la empatía tiene dos momentos bien diferenciados:

En el primero, mostramos nuestro entendimiento y comprensión hacia la persona con la que hablamos.

En el segundo, invitamos a una reflexión a nuestro interlocutor que permite contemplar lo que dice o siente desde otro punto de vista. 

Estos aspectos quedan reflejados en la forma de comunicar de Jesús, como así intentaré exponer al analizar algunas parábolas y pasajes evangélicos que, contextualizados en una cultura y momento histórico determinado, puedan aportarnos enseñanzas en nuestra vida cotidiana. En posteriores artículos reproduciré el texto y lo relacionaré con una situación actual, que permita ver cómo la empatía ayudó y nos puede ayudar en nuestro crecimiento personal y espiritual. 

Los textos seleccionados podrán ayudar a reflexionar sobre determinados aspectos como:

¿En base a qué juzgamos a los demás?

¿Desde qué posición criticamos a otros?

Asimismo:

Cuando alguien emite un juicio sobre nosotros, ¿desde qué posición lo hace?, ¿tiene en cuenta los motivos por los que actuamos de esta determinada forma?, ¿una comunicación empática puede ayudar a que otros se pongan en mi lugar? 

En esos momentos en los que deseamos que los demás sean empáticos con nosotros, ¿podemos ser empáticos, también, con los que nos critican? 

¿Ese entendimiento hacia los demás me puede ayudar a saber perdonar? Jesús también es empático cuando le dice al Padre, “perdónales porque no saben lo que hacen”. Si deseo para mí, que se pongan en mi lugar, ¿con qué frecuencia me pongo en el lugar de los demás aun cuando alguien me agravie?

Aprendizaje

La empatía también nos puede ayudar a aprender, a avanzar. 

Todo “error” lleva implícito un aprendizaje y éste fluye mejor cuando no nos sentimos juzgados. La apertura de mente, la gestión adecuada de emociones contribuye en este proceso, la sintonía generada con la empatía puede ayudarnos a aprender de los errores, y ayudar al mismo tiempo a que otros adquieran el aprendizaje derivado de los suyos. Jesús, el maestro, nos enseña, nos muestra un camino desde la libertad para que aprendamos de nuestros fallos, depende de cada persona, aceptar la enseñanza que trae aparejado.

Perdón, empatía, aprendizaje, qué importante son estos conceptos para encontrar el modo de solucionar muchos conflictos derivados de una discrepancia en relación a intereses contrapuestos. Qué sublime momento de empatía de Jesús, cuando nos exhorta “Ama a tus enemigos” (Lucas, 6:31), ¡Qué gran forma de poder encaminarnos hacia la resolución pacífica y exitosa de un conflicto!

Son muchas las ocasiones cotidianas en las que podemos aplicar estos ingredientes. En los pasajes que analizaremos en los siguientes artículos intentaremos ponerlos de manifiesto. ¿Te interesa?

¡Hasta pronto!





Comentarios

  1. Gracias, es fantástico, para meditar y trabajar. Me va ayudar mucho

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  2. Muy bien ordenadas y secuenciadas las ideas. Enhorabuena

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  3. Gracias, Jesús. Estas reflexiones son fundamentales a lo largo de nuestra vida.

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